jueves, 17 de septiembre de 2009

GÉNESIS Cap. II

Los humanos y no humanos siguieron llegando a este mundo sin saber cómo vivirían. Todos estaban en un principio volando sin saber dónde aterrizar porque la tierra era fuego y el aire era humo, hasta que se dieron cuenta que el humo era su vitamina y el fuego su pasión. Llegaron y se escondieron en las cuevas de lava, se quitaron las túnicas porque les daba verguenza andar vestidos y mostrar tanta vanidad materializada en unos trapos y salieron a conocerse de a pocos en este nuevo mundo.


Eran pocos desde el principio. Todos cavernarios e irracionales como lo fué en el principio de su antiguo mundo. Ahora la principal meta era despojarse de todo lo aprendido y empaparse de una variopinta gama de ideas. Todas las ideas son bien recibidas. Todo está permitido, pero solo tú dirás que es bueno para ti o que te hace daño. Ningún mandamiento encontraron ellos en las rocas, no encontraron frutos ni jardines prometidos. Todos labraron la tierra como siempre, desde el inicio del mundo antiguo y del hombre, hijos de Adán y Eva. Solo un hombre comió sin esforzarse, sin sudar, sin romperse la espalda. Solo una mujer hizo lo mismo. En este mundo todos trabajarán para cultivar sus neuronas y saber de dónde se sacan los alimento, de dónde venimos, si existe más vida en otras galaxias y saber además, si los otros planetas eran muestras fallidas de alguien al tratar de generar vida antes de atinarle al planeta tierra.


Ahora este nuevo mundo que se instala tiene igual cantidad de nitrógeno que el planeta tierra. Este mundo llevará el nombre que los nuevos habitantes crean conveniente ponerle. Este nuevo mundo se creó de los desechos y escombros de mundos conocidos, de la basura estelar y de todo lo reciclado en la tierra. Aquí se verá la evolución de todo, como lo fue desde un principio, como lo será siempre aunque lo quieras negar. Esta nueva población tuvo una gran interrogante ¿Quién nos acepta en esta tierra y por qué nos da todo esto?...


PRONTO SABRÁN MÁS DE ESTO.

lunes, 14 de septiembre de 2009

10 años en los campos molineros

Buenas Noches

No volvieron a escucharme desde esa noche…

Creo que es lunes. Veo sus rostros, tienen nuevas arrugas y ya pintan canas. Sus alegres sonrisas que me despiertan disimulan la tristeza en sus ojos. Siento el sol que entra por la ventana y me acaricia las piernas. Es un día luminoso, muy lindo. Mis amigos vendrán y a veces traen a sus hijos para volver conocerlos. Mamá volvió a sacar las sillas pues hoy vendrá Santiago, me gusta ver su carita por las tardes.

¿Es Miss Sarajevo lo que escucho? Mi papito sabe que me encanta cuando imita a Pavarotti, me hace reír, él lo sabe y lo ve en mis ojos. No tengo hambre pero igual me traen el desayuno, tengo que comer algo, apenas si lo termino. Mi mamá ya me alista para recibir a mis amigos, no tardarán en llegar. No quiero agua tibia para bañarme, tengo calor pero igual es mejor para mí. Fátima termina de alistar mi traje, ellas saben que me gusta ese vestido. Tuvieron que hacerle unos arreglos pero igual me queda bien, eso dicen ellas…

Mi mamá y Fátima necesitan ayuda para vestirme, que raro, antes mi mamá podía sola. Ya recordé, hoy es el santo de Gabriel y va a venir a almorzar con nosotros después de recoger a Santiaguito del colegio, ayer me lo dijo mi mamá. ¿Traerá dulces como siempre? Pecanas con manjar y limón glaseado con membrillo, traerá globos y astromelias para mi habitación. ¡Me encantan! Parece más mi cumpleaños que el de Gabriel.

Mi cuarto está lindo. Siempre está así. Una ventana de marco blanco, estores perlados y las paredes blancas y maíz. Mi ropa está colgada en el closet y tienen fundas protectoras, cuando desperté ya tenían ese plástico encima. Mi tocador ya no está, ahora es uno más pequeño y el espejo lo es más. Hay unja cama plegable cerca de la mía. El cuarto desde entonces se ve más grande sin todas mis cosas. Siempre veo esa pared, esa columna blanca me encanta. Tiene muchas firmas de colores y dibujitos. Reconozco algunas de ellas, son de familiares y amigos. Recuerdo algunas veces en que la firmaban, pero no recuerdo cuando empezaron. Cuando desperté ya estaba escrita.

No quiero mirar mi mesa de noche, no quiero ver los blísteres y ampolletas. No quiero volver a llorar… ¿Acaso no se dan cuenta que eso me lastima? Ellos vendrán y quiero que me vean alegre, es santo de Gabriel y vendrá Santiago. No quiero cerrar los ojos y ver esas luces ni el pavimento mojado. No quiero ver mi última noche corriendo y gritando. No quiero ver su rostro y su mirada sucia ni sus manos con mi sangre. No quiero ver más esas luces de colores y sentir el doloroso silencio…

Fue una lindo cumpleaños. Aun tengo la astromelia que puso Gabriel entre mis cabellos. Las ventanas están cerradas y ya me está dando sueño. Siempre tengo la esperanza de vivir como antes maldita sea… ¿Fátima se quedará conmigo hoy?. Ya conectaron el respirador. Mi mamá me abraza y me da un besote en la frente. Mi papá hace lo mismo y me deja escuchando Nessun Dorma, sabe que esa me gusta antes de dormir. Salen y siento que alguien llora a lo lejos. Cierro mis ojos rezando para no volver a soñar con esa maldita noche, como todas estas noches… Hasta mamá, hasta mañana papá, hasta mañana Fátima. Buenas noches Gabriel, buenas noches Santiago.

martes, 8 de septiembre de 2009

El Tulipán

Era la flor, la misma que vi ese día. La que habían tirado sobre su cuerpo. Las ventanas estaban abiertas y el viento movía las cortinas que la despedían.

Un par de copas caídas en la mesa derramaron vino tinto. La botella estaba casi terminada y más de tres docenas de cigarrillos se habían consumido. Algunos quedaban en el cenicero con los besos de su lápiz de labios. El cuarto parecía impregnado de un aroma enrarecido, de un verde gastado como hoja marchita.

La tarde era triste. El dolor llegó a mí de nuevo. Mis manos volvieron a congelarse cuando cogí las tuyas. El olor del tabaco se sentía en tu cabello. Estabas rígida, lívida, tersa y aún tenías el mismo perfume que uso. Tus labios tenían el sabor moribundo de la menta.

Te habías ausentado más de tres días en la librería. Te buscamos por todas partes. Quería entrar y abrazarte. Tuvimos que romper la puerta. Apenas tuve fuerzas. Corrí a la ventana. No quisieron que me acercara, pero mis ruegos les convencieron. Vi tus ojos clementes, resignados, opacos. Sentía cómo se intensificaban mis latidos ensordeciéndome cada vez más, hasta que te besé. Miraba la flor de tu cuerpo y te miraba a ti. Ambas reposaban sobre el diván y se veían aún hermosas en la marchitez.

Estuve como incógnita feligrés entre la gente que te despidió. Soporté algunas miradas insultantes que seguían hiriendo mis llagas. Tantos planes habían quedado pendientes… Íbamos a viajar juntas. Ibiza nos esperaba en julio sin el rumor de tus amigos ni las frases inquisidoras de tus padres. Nadie sospecharía de nuestra ausencia.

Fui culpable por varios días hasta que encontraron al homicida. Era el mismo hombre que en las últimas semanas había frecuentado la librería, un fanático de libros de autoayuda. Encontraron a sus otras víctimas y me dejaron salir para visitarte y adornarte de tulipanes…

Aún siento el aire enrarecido y sigo viendo el tulipán marchito de fragancia dormida. Pareces fruto ya caído, ya maduro, ya vivido.

Han pasado casi tres años. Mi blusa impregnada de tu sangre, tu retrato y el tulipán testigo de tu partida los guardo en un cofre herrumbrado como mudos testigos de tu agonía.

Es una cajita bonita. Me la trajo Iván de Cuba ¿Recuerdas? La cajita de los perfumes. Cuando tenga más dinero le pondré otro zafiro en la tapa. Mira la mesa, está servida para dos, pero esta vez sí vendrá alguien. No tardará en llegar, te va a agradar. Se hace llamar George. Ya sabes que dejé la librería hace una semana. En el banco me va bien. Ven, mira la sala ¿la ves? Siente ahora, es esencia de canela. Volví a comprarla para ti. Te voy a dejar aquí, cerca a estas flores. ¿Te gustan? Son tuyas porque sé que son tus favoritas. Te dejo una aquí cerquita, una flor con tu aroma, una flor como la que vi ese día.

domingo, 6 de septiembre de 2009

GÉNESIS Cap. I

Muchos años atrás, sentado en una de las tablas viejas al final del muelle, vi una nube en forma de cono que bajaba hacia el mar. Estaba tapando mis orejas con mis manos y mientras trataba de pensar en otra cosa y quitarme un fuerte ruido de la cabeza que imitaba a las olas rompiendo sobre cristales; a mi inmensa cabeza de niño de ocho años llegaron ideas que me acompañaron hasta ahora.

Una metamorfosis no de cuerpo pero sí de ideas y pensamientos. he ahí que entendí que debía de proceder con aquella voz que retumbaba dentro de mi pecho, tratando de crear un nuevo mundo y una nueva civilización menos incivilizada que la actual. Ya de antemano sabía que cualquier ser humano que llegaría a este mundo o al nuevo que iba a crear, iba a llegar impuro. Pero si aquella persona llegaba limpio de toda inmoralidad (las religiones bautizan a los recién nacidos para anularles el pecado original... para este nuevo mundo es una cosa absurda) iba a ser corrompido de inmediato instruido y liberado de toda creencia que no se justifique con el libre pensamiento y la libre voluntad de ser uno mismo. Las libertades están dadas, cada persona que iba llegando a este nuevo mundo lo hacían de formas diferentes. Unos llegaban a pie y otros volando con algún alucinógeno (hasta ahora así han llegado la mayoría de pobladores) pero esta tierra se fue poblando no en siete días, más bien se fue poblando en varios años (se aceptan cualquier tipo de personas, pero eviten ingresar los que escuchan mala música)

Aquí yacen entonces los primeros escritos del primer ser desubicado en esta nueva tierra que está en este perjudicado mundo, y pronto se escribirán los evangelios que ustedes quieren escuchar para sentirse mejor. Ciudadanos y ciudadanas...

Bienvenidos a mi mundo



PRONTO SABRÁN MÁS DE ESTO