El virus de la seudomona terminó por apagar la vida de la modelo brasileña, ese mismo virus mandó a la tumba a dos mujeres peruanas en los últimos días. Ese virus carcomió la vida de bebés en incubadoras y uno que otro paciente con infecciones graves. Lo que me sorprende es saber que la automedicación hace que esos bichos se hagan más fuertes a los antibióticos. No importa, ya no estoy tomando pastillas para calmar ese conciente malestar hepático y tampoco estoy tomando algún remedio para el estómago y el interminable fastidio al corazón (aunque a veces me duela un tantito el brazo izquierdo).
Apenas una aspirina cada cuatro días o las veces que me duela la cabeza, que actualmente me ha empezado a molestar más de lo debido (enorme fastidio debido al volumen… como ustedes comprenderán) Pero lo más adormecedor a los sentidos es estar resfriado en pleno verano en esta parte del mundo. Despertar con la nariz húmeda (no solo la nariz), los ojos llorosos y un jodido dolorcito en la garganta al momento de pasar hasta las ideas. Ni modo, al baño a cepillarse los dientes con la crema azul verdoso que recomendó el dentista (ni espuma sale), a abrir la ducha y empezar el ritual de la limpieza. Suelo quitarme los pecados con agua y jabón también. Al menos el agua tibia me relaja. En seguida a vestirse pero antes a encender el televisor. Oh por Dios¡, por cualquiera, pero que desmemoriado me he vuelto, el día recién empieza y ya me están bombardeando de corazones y angelitos con arco y flecha la televisión. El día ya se hace pesado y aún no termino de despertar.
¿Tenía que ser sábado? Así fuese lunes la cosa no varía, pero domingo, eso sí que es desalentador además de ser una inyección letal de azúcar para un diabético. La primera vez que compré un regalo para alguien especial era casi una larva, un humanoide demasiado flaco con una cabeza enorme, los ufólogos estarían deleitados al verme desnudo. Apenas si sabía de las artes amatorias y con la convicción que tiene un niño de cinco años antes de meterse a la piscina por primera vez, a mis catorce años entré a la joyería a comprar algo bonito (cuando compré preservativos por primera vez me había resultado menos rochoso) El obsequio fue sencillo pero fino y lo compre con lo que había ahorrado desde la navidad. Era un corazón de tres dimensiones con una cadenita delicada, ambas de oro, que en esa época bien hubiese podido comprarme unos binoculares, un cuchillo nuevo y una brújula para mis aventuras. Al recordar aquella época, parece que el verano quemaba más que ahora, y es que en esos años el índice de calor llegó a niveles apocalípticos. Nunca salí el mismo día. Prefería quedarme en casa viendo el Chavo en el día de San Valentín y ver al narcisista de Quico halagándose a si mismo. Esa fue una imagen clara de la adolescencia, escuchando “Made in Heaven” que mi hermano me había regalado, una juventud tan calmada como el tañer doloroso de una vieja campana, gracias Abraham.
Mierda. Me olvidé de mis gafas de sol y el día está de lo más cursi, el sol brilla como fin del mundo y no paro de estornudar (sí, es una extraña alergia al sol). Hay colas de autos queriendo entrar a los hoteles, los supermercados y pollerías terminan de arreglar sus globos en forma de corazón y el taxista que me lleva a mi destino escucha a todo volumen a Estela Rabal y los cinco latinos en “
Mis audífonos del móvil siempre me acompañan para estas eventualidades, un poco de Amy Whinehouse para desintoxicarme auditivamente y luego algo de The Killers. Años atrás, cuando salía de trabajar del diario un miércoles, pasé obligado por el parque de la exposición. Era una verdadera jungla romántica, era como procesión en febrero. Algodones de azúcar, manzanas acarameladas, señoras que vendían globos, señores que vendían flores, señoras que en sus cajitas de chicles cigarrillos y caramelos encaletaban una que otra cajita de condones, un ex presidiario vendía cadenitas y llaveros de búhos, un mocoso cara triste te ofrecía tarjetas musicales para la novia joven lleve a tres soles y te seguía por una cuadra para que le compres; no gracias, carajo que no.
No quiero imaginarme si fuese domingo en el mismo parque. Es el día de franco de las empleadas del hogar (por no decir Natachas) que para colmo, el presidente promulgó que el día de la empleada del hogar sea el mismo día que mi cumpleaños. No, absolutamente no discrimino, solo veo, observo y escribo. Parejitas por aquí y allá, con globitos metalizados en forma de corazón con una frase en inglés “I love you”, un peluche con un bordado en la panza “ I love you”, una rosita con lluvias que más parecen garúas, envueltas en papel celofán con inscripciones en inglés “I love you”, la canción del guardaespaldas se escucha a lo lejos y se mezcla con la de Titanic. Las pollerías a las cinco de la tarde ya revientan de comensales y los chifas también (el pollo a la brasa debería ser el plato símbolo en San Valentín). Hay colas interminables en los garajes de los hostales y las radios románticas se vuelven melcochas con miel. Por favor, aplíquenme la técnica que emplearon con Eluana.
Por el radio del taxista pude escuchar las noticias de la hora. No se que municipalidad estaba organizando un matrimonio civil masivo, y no se que otro distrito organizaba un concurso del beso más largo. Ya me imagino: El beso más largo, o quizá un reportaje acerca del día del amor por un canal de televisión. Diga joven ¿hace cuanto tiempo llevan de enamorados?, ¿y él se porta bien? ¿alguna vez ha sacado los pies del plato?... ¿Cuántos años de casado llevan? ¿cuál es la receta para tener un matrimonio duradero como el de ustedes? A ver, dense un beso para las cámaras; y el señor con un marco de oro en el diente, un tatuaje en el pecho con tres pelusas, la uña larga del dedo meñique y un corte de cabello al estilo “Django”, coge la mandíbula de su señora que posa orgullosamente un lunar de carne al lado de su labio, grumos negros en sus pestañas y las uñas de sus manos semi despintadas, lo besa con una visible lengua. Solo unos segundos, porque están frente a cámaras, mucho roche señora, ella retrocede riendo y muestra de nuevo orgullosamente no su lunar sino su sonrisa incompleta. Otro reportero sale por la tarde a recorrer el parque del amor topándose con infinidad de parejitas arrechas de todos los colores, tamaños, formas y por qué no… olores también. Claro, los periodistas con sus típicas preguntas, las mismas por los siglos de los siglos.
Cuando uno está empezando a cambiar de vida, sabe que las buenas cosas están por venir, si es que tienes a lado a una gran persona y yo la tengo. Pasando frente al mar recuerdo hace unos años… Fue solo un catorce que salimos como unos mortales más, apenas si comenzaban nuestras vidas y comenzábamos a entendernos. Un hotel frente al mar miraflorino y una vista relajante. Del jacuzzi se podía ver el ocaso y el centro comercial. Una noche fuera de este mundo, aún ella recuerda mi reloj frío sobre su piel y recuerdo las flores que me regaló (primera vez que me regalaban flores) Más que una sesión amorosa, fueron charlas de confesiones y otras anécdotas que me las llevo a la tumba y ella también. Solo nos apartamos del mundo que afuera gritaba y reía, yo quería hacer lo mismo con ella pero no divulgarlo a la ciudad; solo a ella y declararle entre miradas que la monogamia existe gracias a las vasopresinas.
Otras fechas fueron no diferentes, con respecto a no salir. Cuando uno no tiene la calma y la prisa de la humanidad te anima a sucumbir, alguien como ella te da la vida, alguien como ella te da la mano y camina contigo entre espinas, tu la llevas hacia las nubes y ella te regresa los pies a la tierra. Es pues así como se sentían todos en ese parque, en esa plaza, en esa playa, en esas habitaciones miserables, en esos restaurantes con piano y violín, en cada paradero, en una casa antigua escuchando discos de cantantes muertos, en un dormitorio acariciándole las arrugas de su rostro; pensando que la única persona existente a quien amar es esa persona que tienes a lado, y eso es lo que importa, el día es lo de menos y el lugar… donde sea.
Oh por Dios, por cualquiera ¡ los semáforos repletos de ambulantes con flores de todo tipo. Joven lleve para la enamorada para la novia; no gracias, de verdad, no gracias… que no carajo¡ Apenas si lo miro. Las cebicherías revientan de gente y el corazón de tecnopor de la puerta se está desprendiendo. Para esta fecha, hasta los cócteles cambian de nombre: “Orgasmo multigemido”, “Pasión candente”, “Varón rochabús”, “Clímax ultracoito en las rocas” los platos marisqueros se venden más y hay más gente comprando preservativos en las farmacias que lectores en librerías. Bueno, ya se aprobó la distribución del Postinor, me parece bien, pero falta educación (no es abortiva, tiene tres mecanismos de acción y ninguno elimina elementos embrionarios) Ahora solo falta calcular: Estamos febrero, sumándole nueve meses, como para quincena de noviembre habrán muchas mujeres panzonas buscando clínica donde parir, es un ciclo. Aunque esa pastilla Postinor o un preservativo debió usar el mocoso de trece años y su enamoradita de quince en Inglaterra, se han vuelto en los padres más jóvenes y ella ya dio a luz (eso es cierto).
Pero aparte del día del amor, es el día de la amistad y tengo la gran suerte de tener no pocos amigos, y ellos saben quienes son. El día del amor señor chofer de combi, es una metáfora, no es para que lleve a su mujer a un “telo” a revolcarse como no lo ha hecho en todo el año y luego ser papá de su hijo número siete. Claro, el coitus interruptus es un método anticonceptivo que se practicaba en la antigüedad, y eso está especificado en
No dudo que el taxista no conozca la ruta, pero hay cada calle cerrada que me fastidia la paciencia (gracias a ella soy más puntual) Tampoco dudo que será un día muy especial, apenas si nos veremos unas horas porque los logros requieren sacrificios y en eso estamos. Me espera una reunión familiar con su familia y un largo camino de regreso a casa por la noche (pero en combi para ganarme con todo el desfile de parejitas arrechas en la gran Lima).
El tráfico de regreso a casa pensé que sería infernal, la misma imagen de todos los años ya antes explicada. A tomarme una copa de vino seco y miel de abeja con un shot de Pisco al llegar a casa. Eso si que es relajante y con hielo picado lo es más. Las noticias siguen su curso, un avión se estrelló en Estados Unidos, sigue temblando Indonesia y
el sur de Perú, la entrega del Oscar está cada vez más cerca, encontraron a los mineros extraviados, ninguno herido… todos muertos, El cobro indebido de las matriculas en los colegios estatales, nuevos infectados con la seudomona, etc. Por el cable la cosa es similar, prefiero apagar las luces y poner algo de música para calmar el estrés (Keane sonaría bien esta noche… Aunque “Mon Manege a Moi” de Edith Piaf sería más que genial).
Aún es temprano, escucho el ruido de los autos desde mi sala, y la escucho a ella por el celular. Su vos siempre es un perfecto final para cualquier día. La gata duerme y ella la contempla, la gata juega y ella también juega. Ya nos veremos pronto, en días, en horas, o quizá en segundos.
Que tengan un bello día, a los que están solos o solas ya les llegará su momento (es decir sexo), y a los que están acompañados ya les llegara su momento (es decir, ser padres) y a los que ya son padres, ya les llegará el momento (es decir otro hijo o ser abuelos)