Dayron alquila cabinas de Internet en Wilson. Ha juntado dinero para salir con su “jerma” el catorce, pero parte de ese money se lo tiró chupando afuera de su jato con sus patas después de una pichanga de fulbito. Tomaron chelas y ron escuchando a Dady Yankee y Wissin y Yandel. Algo de salsa también, pa` la gente brava de la cuadra. Ese catorce, él busca en Internet la tarjeta virtual más “heavy” de Winnie Poo y se la manda con mucho amor para Yhajaira.
La llama desde un celular más moderno que el del presidente de la Nokia y quedan en encontrarse temprano para ir a la playa (la salida a la gigantesca piscina llamada mar de Comas la dejan para semana santa… una enorme ducha para algunos carcamanes). Llegan a Agua Dulce en Chorrillos y se tiran en la arena (tirar pero en el buen sentido, el otro sentido es mucho mejor) Ella se mete al mar con un short de mezclilla y polo blanco que después se lo quita estando en el agua, él riendo va tras ella con una bermuda que le llega casi hasta los tobillos, juegan riéndo y metiéndose lapos en la espalda. Muy felices los dos salen a secarse el agua de sus atuendos, ella exhibiendo un tatuaje de rosas en el hombro y uno que empieza en el ombligo y termina un poco más allá de la ingle y él, un tatuaje tribal en el brazo. Es chistoso ver cómo las plantas de sus pies son más blancas que todo su cuerpo.
No llevan comida como otras veces, esta vez es especial, así que ese olorcito a parrilla les vuelve a atraer y se piden dos porciones de huesitos broaster, y como es catorce, señor las dos de tres soles con todas las cremas pe´. Una chela pa` calmar la sed y el calor y unos bizcochitos como postre. Ya de regreso quedan en encontrarse en el parque zonal por la noche pa` tomar dos carros que los lleven a Miraflores (siempre es Miraflores)
Pasearon abrazados como si alguien de pronto fuera a separarlos. Pasaban delante de las vitrinas, de los escaparates entraban y salían de las grandes tiendas comprándole él a ella una blusa de liquidación. Salen chocándose con toda la cantidad de gente y a esa hora ya les daban ganas de comer…sí, pollo.
Toman un taxi de regreso (a gas pa` que sea más baratieri pe`) pero no a sus jatos. El destino era cerca de Jirón de
Ella ya embarazada de su segundo hijo (al que le pondrían Alan Obama), llega a la plaza de Comas donde el alcalde oficiará el matrimonio civil comunitario. Dayron estrena nuevo corte de cabello donde se podía leer “ I love you Yhajaira” en su cabeza y ambos se dan el sí definitivo para casi toda su vida. Meses más tarde, Dayron vende sus máquinas de Internet para comprar un pasaje a España, pues la crisis ya llegó al Perú y ella ya estaba desencantada de él. Dayron saca su visa con uno que otro documento falso y se va de obrero a España, donde gana mucho menos de lo que podía ganar en sus cabinas de Internet. No tiene dinero para regresar y se demora tres años en volver. Trabaja de mesero, niñero, limpiador de heces de perros, sacaba a pasear perros, limpiaba baños públicos, de estadios, de teatros, de cárceles, vendió su cabello que lo dejó crecer por un año y medio, desinfectaba basureros de hospitales y así obtuvo su pasaje de regreso, alguien le ayudó mientras estaba de ilegal, pero gracias a las leyes pudo regresar pero regresa a pelear por la custodia del hijo mayor: Rivaldo, pues Yhajaira tenía romances con un técnico electrónico que le había regalado un DVD y un televisor de catorce pulgadas a colores con control remoto. Dayron no soporta tanto dolor y en medio ya de su miseria, acepta un viaje de nuevo a España pero de burrier. Cae en el aeropuerto en Perú con setecientos gramos de cocaína, y señala a su esposa como cómplice y al técnico como proveedor, ellos también estaban enterados de su peripecia, además era sabido que el técnico era micro comercializador y paquetero en
Sus hijos quedaron a cargo de la abuela de Yhajaira, una señora mala gracia con una tienda de abarrotes y una licorería en Canta Callao.
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